De cierta forma, la arquitectura de Santiago aún le debe al río Mapocho una inclusión más amigable en la ciudad. Es como si le hubiera dado la espalda, reduciéndolo a un caudal en desgracia, a merced de obras viales que lo han acorralado, residuos que lo han contaminado y transeúntes que arriscan la nariz ante su presencia. Para mitigar esa suerte de desprecio, el fallecido arquitecto Cristián Boza pensó en un espacio que no solo incluyera al río como parte del paisaje, sino que además se convirtiera en una dimensión paralela al cemento de la ciudad. Ese fue el inicio del Parque de La Familia, emplazado en 2015 en Quinta Normal, y que en noviembre de 2020 se convirtió en el escenario de la primera creación propia del Estudio Creativo de Lira Arte Público: Desborde Primavera, una intervención de piso en el sendero del parque realizada por petición de Parquemet. 

Desborde Primavera es un homenaje al movimiento del agua, a las ondas que toma con el viento y que se expresan en la laguna artificial emplazada en el parque, alimentada con una parte del caudal del Mapocho. A través de sus distintos tramos, los murales realizados en sus senderos aledaños dan cuenta del ritmo y la belleza de las formas que nacen y mueren diariamente sobre el lienzo acuático.

Este proyecto, ejecutado en dos etapas, es una intervención que considera un total de más de 4.500 metros cuadrados, y que se compone de un camino con trazos de estilo op art y cinéticos –inspirados en la obra de Matilde Pérez y Carlos Cruz-Diez– como protagonistas. Un conjunto de formas abstractas y llenas de color, que juegan con el concepto de ilusión óptica y traspasan la bidimensionalidad: los espectadores no solo las observan, sino que también las completan, ya que dependiendo desde dónde las miren serán las imágenes y colores que se configurarán en su mente.